jueves, 9 de enero de 2014

la libreria



Como cada sábado de quincena, tomo el dinero que he ahorrado estas dos semanas  y voy  a la librería que está en el centro de la ciudad, es un largo tramo de mi casa, hasta ese lugar, pero cada quince días voy, no importando qué situación se me ponga enfrente yo tengo que ir.
Mi empeño es mucho y no solo es por que  ame los libros y el afán de aprender, antes lo era pero ya no, hace más de seis meses que ya no solo voy a la librería para comprar algo nuevo que leer, ahora también lo voy a ver a Él.
Nunca en mi vida pensé que caería tan fácil a los pies de alguien del cual solo se  cómo es su rostro y sus autores favoritos, todavía recuerdo la primera vez que entre ah esa librería, fue la primera vez que lo vi, era muy guapo me llamo la atención, su cabello largo  que en ese momento era inclusive más largo que el mío, sus ojos negros que tenían una mirada penetrante y su sonrisa,  en verdad era guapo, pero yo siempre he visto a chicos guapos a mi alrededor , pero él había hecho algo que nadie logro hasta ese momento, en cuanto me vio me hizo sonrojar y como la chiquilla que soy caí a sus pies.
Desde ese momento voy cada dos semanas a verlo, hay veces que me hecha un comentario acerca de su opinión del libro que estoy comprando, otras no puedo esperar a llegar a la caja y le pido su opinión en que puedo leer, saben lo que se puede saber  de una persona por los libros que leen, mucho, por eso sé que él es una persona misteriosa pues adora “Sherlock Holmes”, una persona detallista siempre me recomienda los libros de Gabriel García  Márquez y un poeta de corazón siempre voy está leyendo algún libro de Pablo Neruda u Octavio Paz.
Lo sé, tengo bastante información sobre su forma de ser, como yo espero que él tenga de mí, aunque también sé que nos e ni su edad, ni su nombre, pero eso cambia hoy, llegare a preguntarle su nombre, hoy seré valiente, hoy no temblare con su mirada, lo juro.
Entro a la librería, tengo suerte no hay gente hoy, solo él y yo, primero doy varias vueltas a los estantes de libros para que mis nerviosismos se calmen, respiro hondo, nunca en mi vida había sentido tanto nerviosismo de preguntarle el nombre alguien, cuando me he dado por vencida para saber su nombre ,no podía.
-Hola-dijo una voz  que yo conocía perfectamente, en ese momento, no sé cómo logre , voltear a verlo sin que se oyera muy fuerte el latido de mi corazón-Te he visto entrar y creo que estas indecisa, ¿Quieres que te recomiende algo?-.
No lo podía creer el me había notado desde el inicio, no sabía que hacer, ni como pedirle su nombre, solo podía mirarlo, no creo y espero que el no sepa lo causa en mi, espero que el no sepa que con una mirada , hace lo que muchos no pueden , ponerme roja como jitomate, hacerme temblar y emocionarme más que si ganara la lotería.
-Gracias pero no te preocupes, se lo que quiero-Lo voltea a ver a los ojos y sonreí, él tiene los ojos más bonitos de todos.
-Enserio, entonces que necesitas, te puedo ayudar en algo- sonrió y se acercó a mí por un momento pensé que los sueños y fantasías se harían realidad porque según yo, sus labios estaban cerca de los míos, su cara a centímetros de la mía y podía jurar  que su aliento acariciaba mis labios.
-Este, quiero este libro-dije mientras tomaba el primer libro que encontré cerca de mi mano, para tratar de distraerme, para no ponerme más roja de lo que ya estaba, para no ponerme más nerviosa, para no hacer algo que lo metiera en problemas.
-Claro, ¿Algo más?- me pregunto mientras yo regresaba en mí, solo podía ver como se acercaba a la caja registradora, mientras sonreía para sí mismo, será que  yo significaba algo para él, será  que el también pensaría en i de la misma forma, en la cual yo pienso en él.
-Si-murmure el volteo a verme-Vera, he estado viniendo aquí y se que esta librería aunque es antigua, es una de las mejores de la zona  y mi amigos, están muy perdidos y no saben dónde comprar, me podrías dar tu nombre, para así decirles con quien comprar-Bravo que escusa más torpe me había inventado, no sabía si golpearme a mí misma o simplemente correr.
-No hay problema, me llamo Cesar- En ese momento me sonrió, sé que me falta muchas cosas que aprender de  él  pero aquello era un inicio y mi felicidad no podía ser oculta, sería que el sentí lo mismo que yo, por eso se había hecho como si se creyera mi muy poco imaginativa escusa.
Después de eso a pesar de mis intentos y mis artimañas para ir cada dos semanas no pude, por más que moviera, tierra, mar y sol no podía ir y eso me molestaba, tuve que esperar un mes, ósea desperdicie dos oportunidades para verlo, pero bueno ya sabía su nombre y pronto sabría, más cosas de él , así que por que apresurarme.
Por fin pude ir a verlo y mientras caminaba por la calle mis esperanzas subían, solo quería ver su ojos y por fin saber, más de él , quería saber si esta vez me iba a saludar por mi nombre, porque la última vez  se lo mencione, quería tener en claro que si por fin daríamos ese paso para que nuestra relación vendedor/compradora cambiara a algo más.
Pero mis esperanzas murieron rápidamente, porque cuando llegue frente a la librería, la habían cerrado, todo estaba vacío, como si nunca hubiera existido, solo desapareció, yo en verdad quería llorar en  ese momento, en verdad quería, desaparecer en ese momento, en verdad quería creer que estaba durmiendo pero no fue así, la librería ya no estaba por lo tanto el tampoco.
Me pasee por allí varias veces con la esperanza de encontrarlo, con la ilusión de  que abriera  una librería allí  de nuevo y así verlo otra vez.
Dos años después de eso , como siempre por costumbre pasando por el mismo lugar  vi que decía abierto y al asomarme vi que era una librería, mi corazón empezó a latir muy fuerte , como la última vez que entre en ese lugar, pero mis expectativas murieron muy rápido, era una librería , pero el no estaba allí, termine comprando los últimos 5 años allí, pero un día lo vi, detrás del mostrador , de una tienda de discos, me arme de valor y de la ilusión que había acumulado en los últimos años, mientras caminaba entre las estanterías, creí ver en sus ojos una luz de que me reconocía, en ese momento, fui así a el y como si volviera la chiquilla de hace 5 años mi corazón empezó a latir fuertemente, mis piernas a temblar, tan solo para que preguntarle un precio, pero era para oír su voz, para ver si me reconocía, para ver si recordaba mi nombre, como yo perfectamente recordaba el suyo.
Pero su respuesta no fue lo que esperaba actuó fríamente hacia a mi, es mas ni si quiera me dedico una de sus sonrisas, en el momento que salí de allí recordé lo que un amigo me dijo alguna vez: “Las personas recuerdan, las cosas y las interpretan a la manera que más les conviene, se nos olvida que no somos el centro del universo”.